Muchas eran las ganas de conocerte, muchas eran las estampas y libros vistos de Ti pero ninguna de esas estampas te hacía verdadera justicia. Todo un placer para los sentidos, todo un portento del más insigne maestro de la gubia que Andalucía parió con cuna Cordobesa aunque en Sevilla consagrado y por ella misma sepultado y callado durante centurias. No hubo maestro porque el maestro quedó relegado a simple discípulo al lado del discípulo y todo lo que decían suyo tenía dueño y un dueño del Barrio de San Pedro. Pocas muestras hay en tu provincia de tu obra pero el Nazareno superó al Señor archiconocido y una Piedad puso fin a tu obra y tanto la perfección del Nazareno como la póstuma obra tuya en Córdoba se quedaron.

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